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Nombre: Carlos Rojas
Ubicación: La Ciudad del Miedo, Ciudad de México, Mexico

Periodista, 1.87, castaño, ecléctico, analítico, honesto, fumador, bohemio, crítico, cinéfilo, melómano, tierno, rebelde y sensual.

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martes, enero 31, 2006

Plaza Satélite 2-MIL-6

¿A qué hora ocurrió que no me enteré?

Hoy fui a Plaza Satélite con Juan, un amigo de Monterrey que por primera vez pisaba lo que es el primer centro comercial que se construyó en la zona metropolitana, allá en los años 60.

Involuntariamente me convertí en guía de turistas y le fui explicando un poco de la historia de Plaza.

Inevitablemente me vinieron a la mente los flashbacks de lo que yo solía ver cuando era niño. Los Muticinemas, la vieja arquitectura antes de su remodelación y los locales que aún sobreviven desde entonces.

Aún existe el Poppin Tiger, ahí me compraron mi primer figura de Star Wars, o mejor dicho en español antiguo, de La Guerra De Las Galaxias (1977). No había libre comercio, comenzaba el sexenio de López Portillo; en ese momento caí en cuenta que este tipo de tiendas debieron tener "contactos", o sea fayuqueros, para traer ciertas cosas metidas en los calzones, pues las figuras las vendían sueltas, sin empaque y a precio de oro.

Sobrevive también Discovery, el famoso local de las "cosas raras" que, al día de hoy, ya no tiene absolútamente nada novedoso ni que me hiciera decir "¡esto no lo encuentro en ningún otro lado!".

Sigue Trenes, al parecer la única tienda especializada en todo el país en lo referente a trenes eléctricos de colección, y como sospecho que por tratarse de un hobby de rucos millonarios, ya están ofreciendo otro tipo de mercancías completamente ajenas al giro del local. Te pregunto, ¿has visto, tienes o conoces a alguien con una maqueta ferroviaria en su casa?

Y hablando de ferrocarriles, por ahí fuimos testigos de una fina estampa del México de hoy, el real; el México que vivimos en la piel, y no precisamente como Luis Miguel.

Resulta que se nos cruzó un trenecito de Helados Holanda, de esos mini eléctricos que llevan de paseo a niños metidos en sus vagones, así como antes ocurría en los parques, entre árboles y fuentes, pero en esta ocasión por los pasillos de Plaza.

No sé qué era más cómico, si las caras de los escuincles atiborradas como muppets en las ventanitas o la procesión de papás con rostros de cansancio y preocupación escoltando los flancos la locomotora.

¡Era como película de Almodóvar! La tragedia y la comedia en su máximo punto de equilibrio.

Hoy en día nadie deja a su pequeño heredero ni un minuto a solas en sitios públicos por temor a un secuestro, violación y/o asesinato.

Cuando yo era niño, mi madre y mis hermanas me llevaban a Plaza; para mí era una tortura estar horas y horas en los departamentos de damas de París Londres (hoy Suburbia), Liverpool y otras tiendas más. El remedio era simple, mi madre me dejaba ir a perderme por todo el centro comercial, yo me divertía como enano recorriendo todos los rincones con jugueterías y jugando al Tunel del Tiempo en la estructura metálica de la explanada interior. A cierta hora yo sabía que debía encontrarla en un punto acordado y nos regresábamos felices a casa.

Ahí fue cuando hoy caí en cuenta que los 70 no habían celulares, policías con radios, cámaras de vigilancia, sensores, casetas de información, ni toda la parafernalia tecnológica que hoy vemos. Sin embargo, aún careciendo de todo aquello tuve un par de cosas que aquellos niños que vi en el tren ya no tienen ni con todos esos refuerzos...

Libertad y seguridad.

Comments on "Plaza Satélite 2-MIL-6"

 

Blogger Marco dijo ... (11:37 a.m.) : 

Qué gran post!

 

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