Carta
Nena chula, Acabas de jalarme la cadena en tu Messenger y acabas de desertar por segunda ocasión de la guarida de los Phans. Acabo de leer los motivos, y aunque no los comparto, no los someteré a juicio porque si me siento cinco minutos a meditarlo, puedo descubrir que tengo motivos mucho más poderosos que los tuyos para actuar del mismo modo en un caso de contingencia. Te podría soltar un rollazo y tres sermones, pero no es mi papel, porque sólo aquel que siente un dolor, puede comprender el de los otros. Y en ese punto, yo siento el tuyo. Nada más acuérdate, cuando leas este post que, a diferencia de ti, no puedo tomar un avión a Las Vegas “para olvidar” y tampoco tengo un ente vivo en casa que me dé los buenos días o que me esté esperando cuando tengo que salir a la calle. Vamos, ni siquiera a alguien indeseable con quien pelear y ni un vecino odioso para hacerme de guerritas. Lo único con lo que ya cuento es conmigo mismo y nada más. Ahí te encargo la rebanada de mi corazón que se quedó pegada en el primer abrazo, porque últimamente me han quitado algunas, así, igualito, sin ninguna explicación, y sólo me queda una pequeña reserva. Mientras la cuidas, yo estaré guardando mi gratitud por ti en una caja de seguridad. ¡Un beso, muñeca! |
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