Puebla
Primero comenzó hace semanas con el antojo de comer una cemita poblana y unos deliciosos tacos árabes. Hoy la compulsión es más fuerte y latente. No sé qué me está pasando, pero siento una necesidad urgente por ir a Puebla. Fue en una etapa transitoria de mi vida que viví ahí. Era mi pubertad. Ahí tuve mi primer amor y mi primer desamor; me hice también de un gran amigo que conservo hasta la fecha. Fui a un antro por primera vez y también tuve mi primera aventura de ligue discotequero. En esa ciudad aprendí a fumar, a idealizar, a soñar y también fue donde me puse briago por primera vez. Es en Puebla que supe de alguna manera quién era yo. Sé que debo ir a reencontrarme con sitios clave, caminar por ciertas calles y respirar determinados ambientes. Aún no sé por qué ni para qué. Me asusta un poco la idea, tampoco sé por qué. Considero que en su momento dejé todos los círculos cerrados y que no dejé algo pendiente; sin embargo es una especie de corazonada que no logro asimilar, un instinto que me grita "tienes que ir". Debo ir pronto. No sé qué voy a encontrar. Es más si digo "encontrar" es porque se supone que algo voy a buscar, pero es incongruente. Tal vez vaya, regrese y no pase nada. Pero igual debo estar preparado por si "algo" que esté más allá de mi comprensión ocurre. |